La influencia del género en la elección de carrera:El caso de la Licenciatura en Pedagogía del Sistema de Universidad Abierta de la UNAM |
C. Abigail Bisogno Granados, Mónica V.
Carrasco López, Raquel Martínez Balbuena
RESUMEN
Esta investigación desarrollada en la
Licenciatura en Pedagogía de la Universidad Nacional Autónoma de México analiza
la influencia de los roles de género sobre la elección de carrera. La
metodología es cuantitativa y los instrumentos utilizados son el cuestionario y
un inventario de actitudes que utiliza una escala tipo Likert, el cual se
aplicó a una muestra de 100 mujeres estudiantes de la Facultad de Filosofía y
Letras en el Sistema de Universidad Abierta.
INTRODUCCIÓN
El Sistema de Universidad Abierta (en adelante SUA) y Educación a
Distancia de la UNAM fue creado en
febrero de 1972 por iniciativa del Dr. Pablo González Casanova.
Actualmente en esta modalidad se imparten seis carreras en la Facultad de
Filosofía y Letras: Filosofía, Geografía, Historia, Letras Hispánicas, Letras
inglesas y Pedagogía, a partir del
semestre 2003-2 abre sus puertas a los estudiantes para recibir asesorías dos
veces por semana (martes y miércoles) y los fines de semana (sábados), lo cual
favorece que los estudiantes que se inscriben al sistema abierto puedan acudir
a sus actividades laborales (Cabello Bonilla, 2003, p.5).
Un recorrido histórico del acceso de las mujeres a la educación
universitaria nos lleva a la conclusión de que la carrera de Pedagogía se
caracteriza por ser cursada en su mayoría por mujeres. Se sabe por diversos
estudios realizados, que desde sus inicios en la vida académica las mujeres han
tomado diferentes caminos a los de los hombres al elegir carrera (Palermo,
2006), dicha elección está influenciada por los estereotipos que se mantienen
respecto a las actitudes que son apropiadas para hombres y mujeres, así como
por la vida familiar y social y la orientación vocacional recibida (Ruiz
González, 1992, p. 1).
Debe tenerse en cuenta que en un sentido psicológico, el Yo es el primer
aspecto de la personalidad que se construye y en él, se establece el concepto
de género. Esta construcción se realiza en el seno de la familia (Ruiz
González, 1992, p. 18) como un reflejo de la estructura y relaciones que se dan
en la sociedad, por lo tanto, como una manera de mantener la estabilidad y el
orden de cosas, la familia establece una serie de relaciones que determinan las
actividades de hombres y mujeres (Ruiz González, 1992, p. 35), que marcan el
destino de las personas vinculadas y forman una idea de cada sexo, así como de
las expectativas que se tienen de cada miembro de la familia en función de su
género (Ruiz González, 1992, p. 38).
Si bien los términos sexo y género suelen ser usados indistintamente,
para esta investigación nos remitimos a la diferenciación que establece López
Sáez (1995, p. 41) en la que señala que el sexo se refiere a las
características biológicas asociadas a cada una de las clases sexuales
existentes y género se refiere a las características psicosociales como los
rasgos, los roles, las motivaciones y las conductas que se asignan de modos
diferentes a hombres y mujeres.
Esta identificación con un género se manifiesta en diferentes conductas
en la primera infancia, en la elección de actividades y juegos, en la manera de
relacionarse y en la expresión de emociones (López Sáez, 1994, p. 9).
Posteriormente, la aceptación de estos roles se manifiesta en la elección de
carrera, siguiendo determinados patrones de conducta y buscando llenar las
expectativas de la sociedad, se ajustan las expectativas a la realidad
asumiendo que será más fácil triunfar en una carrera en la que las normas
sociales no sean puestas en entredicho (López Sáez, 1995, p. 34). Así se arguye
que las mujeres son afectivas, empáticas, tiernas, compasivas, flexibles y por
lo tanto deben desempeñar actividades afines (López Sáez, 1994, p. 4).
Numerosas tesis indican el papel reproductor que cumple la escuela, Ruiz
citando a Michel Andre menciona que “la escuela es una institución social en la
que se transmite la cultura a las generaciones más jóvenes y las prepara para
el desempeño de un papel activo”. Así mismo, en la escuela se proporciona a los
estudiantes otra madre, la maestra, a quien tradicionalmente se le atribuyen
actitudes como la ternura y el instinto materno (Ruiz González, 1992, p. 53),
de esta forma, en la escuela se acentúa la diferenciación sexual que se gesta
en el hogar.
Respecto de la orientación vocacional, aunque se sabe de diversas
problemáticas por las que atraviesa esta práctica como la falta de unificación
de las metodologías aplicadas, la falta de credibilidad de la orientación
vocacional, la falta de profesionales que cumplan con el perfil necesario y la
falta de seriedad por parte de las autoridades al considerar a los orientadores
como prefectos (De León Mendoza & Rodríguez Martínez, 2007, p. 15), se dice
que una buena orientación vocacional es fundamental para tomar una buena
decisión ya que permite tener acceso a información respecto de la oferta
educativa que se tiene en las diversas modalidades de la Educación Superior y
toma en cuenta las capacidades, características psicológicas y socioeconómicas
de cada alumno (Ruiz González, 1992, p. 124).
A partir de todas estas influencias, se ha encontrado que existen
carreras directamente vinculadas a las mujeres y otras relacionadas con los
hombres y que hoy por hoy las mujeres siguen orientándose en su mayoría hacia
campos profesionales tradicionalmente femeninos (Bonder, 1994). De esta forma,
se establece como una carrera femenina aquella en la que las mujeres pueden
desarrollar sus funciones asistenciales buscando el bienestar de otras
personas, aquella en la que su ejercicio se subordina a otros profesionales, aquella
que complementa y prolonga las funciones domésticas y la que ofrece una cultura
general más que especialización, lo cual repercute en la valoración que se hace
de dicha profesión en la sociedad ya que se ve como una profesión poco
científica y por lo tanto de menor estatus (Ruiz González, 1992, p. 170).
Finalmente, cabe mencionar que los modelos desarrollados en Psicología
social en torno a la toma de decisiones encuentran explicación en las teorías
del valor de las expectativas asociadas a cada conducta alternativa, esto
implica que cada quien valora las posibilidades en función de su sistema de
creencias y las expectativas que tiene de los resultados; dichos resultados
representan un valor para esa persona, por lo que elegirá en función de los que
valore más positivamente; se orientará hacia la opción que piense que
brindará resultados más útiles y
favorables (López Sáez, 1995, p. 21). En este sentido, las diferencias que se
presentan entre hombres y mujeres respecto de la elección de materias y motivación
del logro son explicadas por cuatro hipótesis, de las cuales la que ha
adquirido más fuerza es la que hace referencia al autoconcepto, el cual se
refiere a la percepción de la habilidad personal para realizar cualquier tarea
(López Sáez, 1995, p. 29).
Tratando de encontrar una explicación al alto
número de mujeres que estudian la Lic. en Pedagogía en comparación con los
hombres matriculados en ella, se optó por investigar cuáles eran las actitudes
hacia los estereotipos de género así como el interés por estudiar dicha carrera
y si esto tenía relación con que se trata de una carrera estereotipada
considerada para mujeres.
Instrumento
De acuerdo con los objetivos de esta
investigación se diseñaron las distintas dimensiones del cuestionario, la
versión final de nuestro instrumento estuvo conformada por 78 ítems, de los
cuales 18 correspondían al cuestionario y 60 al inventario de actitudes.
A través del cuestionario, con preguntas como
sobre el estado civil, estatus laboral, número de hijos, apoyo de la pareja,
entre otras, se cumplió con el objetivo de indagar sobre la vida familiar, la
vida social y profesional de las participantes. Por otro lado, preguntas sobre
si recibieron orientación vocacional y si en algún momento de su vida hubo
alguna influencia externa que las haya orillado a elegir la carrera nos dieron
muestra de los motivos que tuvieron al momento de decidirse a estudiar
Pedagogía.
Por medio de la escala de actitudes de Likert
que va del 1 al 7 en donde 1 significa nunca o casi nunca soy así y 7 siempre o
casi siempre soy así, se midió la inclinación de nuestros sujetos hacia los
perfiles de masculinidad, femineidad, machismo y sumisión, característicos de
los estereotipos de género.
Participantes
Las participantes fueron elegidas a través de
un muestreo no aleatorio intencional, en el que se consideraron 100 alumnas
inscritas en diferentes semestres de Pedagogía en el SUA, las cuales
participaron voluntariamente. Se excluyó la participación de los hombres que
también cursan dicha carrera ya que no forma parte de los objetivos de esta
investigación identificar los motivos que los llevan a elegir la Licenciatura
Pedagogía.
Análisis estadístico
Todos los resultados de la sábana de datos
fueron capturados en el programa estadístico SPSS.
Primero se realizó un análisis descriptivo de
las variables obtenidas en las primeras 18 preguntas del cuestionario, sexo,
estado civil, índice de maternidad, tipo de familia, grado máximo de estudios
de los padres, situación laboral, historia académica, situación en la carrera,
número de semestres cursados, etc.
Posteriormente, se llevó a cabo un análisis
de los resultados obtenidos en el inventario de actitudes, específicamente en
las preguntas relacionadas a los perfiles de masculinidad y femineidad y las
respuestas de la pregunta que se relaciona con los motivos de nuestro sujeto
para elegir la Lic. en Pedagogía, a través de la aplicación de la prueba de
significancia no paramétrica chi cuadrada considerando el nivel de confianza de
0,05.
Resultados
En función de las respuestas obtenidas en la
aplicación del inventario de actitudes se diseñaron tres perfiles que indican
el nivel de influencia (alto, medio, bajo) que tiene cualquiera de las cuatro
actitudes (masculinidad, femineidad, machismo y sumisión) en nuestro sujeto
para posteriormente relacionarlas con la elección de carrera.
Con respecto al perfil de masculinidad, el
puntaje máximo que se obtuvo fue de 99 puntos y el mínimo de 48 puntos. Para el
perfil de femineidad, el valor máximo fue de 101 puntos y el mínimo de 45
puntos.
A fin de comprobar nuestra hipótesis de
investigación, se relacionaron las respuestas de la pregunta sobre los motivos
de nuestro sujeto para elegir la Lic. en Pedagogía y los perfiles de
masculinidad y femineidad obtenidos como resultado de la aplicación del
inventario de actitudes obteniendo como resultado para el perfil de femineidad
alto una razón de verosimilitud de 8.289 con 3 gl.
Tabla de contingencia ELECCIÓN
CARRERA * PERFIL MASCULINIDAD * PERFIL FEMINEIDAD
|
|||||
Recuento
|
|||||
PERFIL FEMINEIDAD
|
PERFIL MASCULINIDAD
|
Total
|
|||
ALT
|
MED
|
||||
ALTO
|
ELECCIÓN CARRERA
|
Decisión personal
|
50
|
14
|
64
|
Influencia de mamá
|
1
|
0
|
1
|
||
Orientación vocacional
|
1
|
0
|
1
|
||
Segunda opción
|
3
|
6
|
9
|
||
Total
|
55
|
20
|
75
|
||
MEDIO
|
ELECCIÓN CARRERA
|
Decisión personal
|
14
|
6
|
20
|
Influencia de amigos
|
1
|
0
|
1
|
||
Otra
|
0
|
3
|
3
|
||
Segunda opción
|
0
|
1
|
1
|
||
Total
|
15
|
10
|
25
|
||
Total
|
ELECCIÓN CARRERA
|
Decisión personal
|
64
|
20
|
84
|
Influencia de mamá
|
1
|
0
|
1
|
||
Influencia de amigos
|
1
|
0
|
1
|
||
Orientación vocacional
|
1
|
0
|
1
|
||
Otra
|
0
|
3
|
3
|
||
Segunda opción
|
3
|
7
|
10
|
||
Total
|
70
|
30
|
100
|
Pruebas de chi-cuadrado
|
|||||||
PERFIL FEMINEIDAD
|
Valor
|
gl
|
Sig. asintótica (bilateral)
|
Sig. de Monte Carlo (bilateral)
|
|||
Sig.
|
Intervalo de confianza al 95%
|
||||||
Límite inferior
|
Límite superior
|
||||||
ALTO
|
Chi-cuadrado de Pearson
|
8.842c
|
3
|
.031
|
.010b
|
0.000
|
.030
|
Razón de verosimilitudes
|
8.289
|
3
|
.040
|
.010b
|
0.000
|
.030
|
|
Estadístico exacto de Fisher
|
7.938
|
.010b
|
0.000
|
.030
|
|||
N de casos válidos
|
75
|
||||||
MEDIO
|
Chi-cuadrado de Pearson
|
7.500d
|
3
|
.058
|
.010b
|
0.000
|
.030
|
Razón de verosimilitudes
|
9.216
|
3
|
.027
|
.010b
|
0.000
|
.030
|
|
Estadístico exacto de Fisher
|
6.762
|
.010b
|
0.000
|
.030
|
|||
N de casos válidos
|
25
|
||||||
Total
|
Chi-cuadrado de Pearson
|
17.438a
|
5
|
.004
|
.000b
|
0.000
|
.030
|
Razón de verosimilitudes
|
17.745
|
5
|
.003
|
.000b
|
0.000
|
.030
|
|
Estadístico exacto de Fisher
|
15.456
|
.000b
|
0.000
|
.030
|
|||
N de casos válidos
|
100
|
||||||
a. 9 casillas (75.0%) tienen una frecuencia esperada inferior a
5. La frecuencia mínima esperada es .30.
|
|||||||
b. Basada en 100 tablas muestreadas con la semilla de inicio
2000000.
|
|||||||
c. 5 casillas (62.5%) tienen una frecuencia esperada inferior a
5. La frecuencia mínima esperada es .27.
|
|||||||
d. 6 casillas (75.0%) tienen una frecuencia esperada inferior a
5. La frecuencia mínima esperada es .40.
|
CONCLUSIONES
Si bien la mayoría de nuestros sujetos
responden cuando se cuestiona el motivo por el cual decidieron estudiar la Lic.
en Pedagogía diciendo que se trata de una elección personal que aparentemente
no tuvo influencias de la orientación vocacional recibida o la familia, el
inventario de actitudes revela que las actitudes vinculadas con la femineidad
tienen una fuerte relación con la elección de carrera. Por lo tanto, nuestros
resultados muestran que efectivamente existe relación entre la elección de
carrera y las actitudes vinculadas a los estereotipos de género, por lo que se
acepta nuestra hipótesis de investigación que indica que si las mujeres tienen
un autoconcepto altamente identificado con las características comúnmente
asociadas a las mujeres y una vida social que refuerza dichas identificaciones,
entonces la elección de carrera estará orientada hacia profesiones socialmente
consideradas femeninas.
Se puede concluir que efectivamente, en el
caso de las estudiantes de Pedagogía del SUA de la UNAM, la sociedad, las
costumbres y los estereotipos de género influyen en la decisión de estudiar la
Licenciatura en Pedagogía ya que es considerada como una carrera que permite
flexibilidad de horarios en el ámbito laboral para dedicarse al cuidado de los
hijos, el desarrollo de capacidades y aptitudes, si no únicas o exclusivas de
las mujeres en general, si arraigadas culturalmente de y para las mujeres.
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